Carme Ferré
Cuando lo hizo un candidato republicano al Senado de los Estados Unidos se elevó el grito en el cielo: Richard Mourdock justificaba el fruto de las violaciones e insinuaba que una mujer podía evitar a voluntad quedarse embarazada en ese caso. Ahora, de los mismos círculos ideológicos que fomentan el boicot a los maestros valencianos que citen siquiera la comunidad lingüística catalano-valenciano-balear, una profesora ¡universitaria! de Periodismo del CEU Cardenal Herrera, enseñante de la Doctrina Social de la Iglesia, afirma lo mismo e incluso aconseja a las mujeres maltratadas a dis-frutarlo como fruto del amor.
Directamente se ha cometido una justificación de dos crímenes, la violación y el maltrato, en un salto atrás de 60 años que, cual saltimbanquis, ejecutan los fervorosos del franquismo. “Mi marido me pega lo normal” era algo que podía escucharse en la España setentera pero que a estas alturas tengamos que dar eco a semejantes revisionismos sociales es deplorable.
Una simple visita a la hemeroteca da mucha información de qué generan las campañas de violación masiva como arma de guerra en África, o de qué supusieron en la Europa balcánica. Mientras los crímenes rituales de niñas en Gabón ocupan unos ínfimos breves en algún periódico, las redes se incendian con los que no quieren que los adoctrinen pero que al mismo tiempo aplauden el adoctrinamiento de retorno a la sociedad tolerante con la violencia contra las mujeres.