Evitar la victimización: el gran reto de la fotografía social

Elisabeth Roura

Cada año, World Press Photo catapulta a lo más alto una selección de las mejores fotografías, otorgando a quiénes las firman el reconocimiento más importante en este género. Desde el 10 de noviembre, el CCCB de Barcelona acoge una exposición con las 155 imágenes más relevantes del 2016, relacionadas con los temas más candentes de la actualidad global, como la crisis humanitaria en el Mediterráneo, o realidades menos presentes en los titulares de la prensa, como la vida en los suburbios de Dakar o las manifestaciones contra la violencia policial en Chicago.

Una de las obras fotográficas más recordadas de la historia de World Press Photo es la de Bibi Aisha, esa bella joven afgana de mirada directa, mostrando su nariz cortada, retratada por la fotógrafa sudafricana Jodi Bieber en 2010, cuyo nombre saltó a todas las portadas después de que Time la publicara. “Algunos de mis proyectos me han llevado años, en esa ocasión sólo estuve en su casa tres horas, y esa foto logró mucho más que todas las que he tomado en mi vida”, cuenta todavía algo sorprendida Bieber. Una fotografía galardonada que todos tenemos en la cabeza junto a uno de los titulares más polémicos de los últimos años. “Fue una portada muy debatida, ciertamente, pero para mí ahora lo más importante es que Bibi Aisha pudo irse a Estados Unidos y reconstruir su nariz con cirugía, eso es lo que a ella le ha aportado ser protagonista”.bibi_aisha_cover_of_time

Comress ha asistido a un taller impartido por Jodi Bieber, que ahora mismo está trabajando en un proyecto visual y multimedia sobre la juventud, en el sentido más global e inclusivo de la palabra. Empezó como fotógrafa de prensa y ya lleva dos décadas haciendo proyectos por encargo, iniciativas personales y talleres por todo el mundo. Tiene una óptica muy personal que la define, aunque ella entiende su trabajo como una forma de “dejar que las personas, los espacios, los objetos, se expresen a través de la imagen, que hablen”.

La fotografía social, especialmente relacionada con conflictos globales o derechos humanos, es cada vez más compleja y plantea más retos a los que se dedican profesionalmente a captar esas realidades. “Me han hecho encargos peligrosos que he rechazado, porque mi forma personal de trabajar es tener tiempo para tomar esas fotografías y conocer a las personas, no verme obligada a correr de un lado a otro”, explica Bieber.

¿Cuáles son sus límites como fotógrafa? “Es importante entender esa situación y fotografiar a las personas en su vida cotidiana, huir de la victimización”. A menudo para un fotógrafo resulta complejo enfrentarse a la pobreza, a la injusticia, pero Bieber tiene claro que “incluso las personas que, a nuestro parecer, son más desfavorecidas, entienden su vida así, la viven, la sufren pero también la disfrutan”. Pero, ¿cómo hacer retratos de alguien sin faltarle al respeto? “Mi premisa es pedir siempre permiso, interactuar con esa persona, conocerla, dejar que se exprese”, comenta, “nunca pido a nadie que pose o que cambie su expresión”.43681774-cached

Vivimos en un entorno comunicativo en el que la imagen cada vez tiene más protagonismo, especialmente en redes sociales, y ejerce un papel determinante en la creación de conciencia, en la transmisión de ideas o, simplemente, en retratar el mundo desde ópticas distintas. Bieber defiende el potencial de la fotografía como lenguaje, sobre todo para explicar realidades cotidianas, “sin necesidad de irnos lejos a buscar aquello que es noticia”.

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