¿Por qué lo llaman violador cuando quieren arrestar a un traidor?

Carme Ferré

El caso Wikileaks está dando para mucho y cuanto más parece que el intento de extraditar a Julian Assange responde a la presión de Estados Unidos para poder reclamarlo por las filtraciones que en su día hiciera Wikileaks, más triste es que una supuesta violación sea la excusa para hacerlo.

Assange se enfrenta en Suecia a cargos por abusos sexuales que parecen una muestra de depredación sexual: sexo casi consentido, insistencia en no usar preservativo, situación de superioridad celebrity… Resulta extraño que las denuncias no fueran inmediatas y que las mujeres siguieran en el entorno de Assange a pesar de sus malas experiencias.

No debe entenderse esto como una crítica a la defensa de un sexo igualitario por parte de los países nórdicos pero deja en muy mal lugar a las violaciones reales y claras que se dan. La violación es un delito demasiado grave para usarlo como arma arrojadiza en un caso de filtraciones de información confidencial.

Wikileaks ha vomitado documentos de todo tipo y en todo caso, debería tipificarse si alguno está sujeto a responsabilidad legal. Desde el punto de vista periodístico, transmitir sin más no es informar pero es justificable si con la publicación proteges a la ciudadanía de algún peligro al que la sometía el silencio o el desconocimiento.

Perseguir a los depredadores sexuales sería ardua tarea y aunque tanto Assange como su defensor Baltasar Garzón no parezcan un dechado de humildad, que llamen por su nombre a la traición que se le supone y que planteen una batalla legal justa.