Paolo Fabbri: “El problema actual es la formación de una identidad colectiva”

Gisella Meneguelli  y Carme Ferré Pavia

Paolo Fabbri está considerado el semiólogo más destacado de la actualidad. Fabbri (Rimini, 1939) enseña semiótica en facultades de comunicación y de ciencia política en Milán y Roma. Ha sido discípulo de Roland Barthes y de Umberto Eco (quien ha reconocido que Fabbri inspiró al reflexivo personaje de Baudolino de El nombre de la rosa). Partiendo de la semiótica, ha abordado todos los fenómenos comunicativos, desde la teoría del secreto al papel de las tecnologías. Visitó España para dar una conferencia en la Universidad Complutense de Madrid.

Las nuevas tecnologías de información también pueden estar al servicio de los sujetos para la “falsificación de las identidades”. ¿Le parece que eso plantearía un nuevo paradigma de la comunicación política?

La política es extraordinariamente versátil. Casi siempre consigue retomar todo lo que se ha dicho anteriormente y redefinirlo de manera constante. Es difícil asegurar que exista un paradigma político que sea sustituido por otro. Tengo la impresión de que es más bien lo contrario: hay un cambio constante de reorganización, eso que en Italia se llama el transformismo, el hecho de que hay actores políticos que muy rápidamente toman posiciones muy diferentes de las que habían mantenido antes. Los controles explícitos que ejerce Internet, por ejemplo, cambian la situación con facilidad pero la política es muy adaptable a nuevas situaciones. No creo que realmente se pueda hablar de un nuevo paradigma político.

La multiplicidad de las identidades es un tema de su trabajo. ¿Con qué métodos cuenta la semiótica para analizar los cambios de identidad y sus discontinuidades?

El problema de la fragmentación de las identidades respecto a una sociedad precedente en que los roles eran más fijos, y en que las jerarquías eran más claras, es que cada identidad bascula ante una alteridad. Lo que cambia hoy no es la fragmentación de la identidad, sino la fragmentación de la alteridad. Esta evidencia plantea otra cuestión: que el problema actual es la formación de un nosotros y de un vosotros, la construcción de identidad colectiva. Hay formas autoritarias de organizar el nosotros, o bien maneras mucho menos autoritarias. La semiótica está interesada en como se obtiene un orden social, de significación, un sentido de la propia posición identitaria en la comunidad, a través de coordinaciones múltiples. La creación de diversas identidades no responde a órdenes o a definiciones canónicas, se obtiene por equilibrios de reordenación constante, una especie de orden obtenido a través de la coordinación de actores multivariables. Durante mucho tiempo, por ejemplo, la filosofía de Deleuze ha reivindicado a los mudos u a otros grupos que se establecen sin un orden externo que garantice una organización social fija.

Hoy existe una discusión teórica sobre si Internet está siendo usado en contra o favor de la democracia. Pensando en el periodismo, ¿es posible establecer una relación entre el deber de informar a la ciudadanía y sus pactos con el capital?

Se muy bien que la tecnología tiene un rol fundamental en la comunicación y en el proceso de toma de decisiones. Es una tiranía del sistema técnico que se impone sobre las elecciones culturales, sin duda. Pero no debemos exagerar, o caeremos víctimas del determinismo técnico, lo que le pasó en parte a la Escuela de Toronto, exagerando, parecía que la democracia podría materializarse por el solo hecho de que existiera Internet.

El caso de Assange es muy claro: este vierte una cantidad tal de información que debería poder ser analizada por todo ciudadano que tenga acceso a esas informaciones. Pero no es así, hay periodistas que seleccionan en esta masa ingente de información, escogen la relevante y son estas informaciones las que terminan siendo relevantes para el gran público. A pesar de todo, el periodismo tiene un papel determinante en lo que se vino a llamar el two-step flow, un flujo de dos grados. En los casos de Snowden o de Assage, la información se organiza en función de un filtro periodístico.