Aline Martins
Mientras el Vaticano abre el debate sobre el matrimonio homosexual,
Rusia se supera en lo que concierne a la homosexualidad. La polémica ley contra la propaganda gay en un contexto donde el 73% de la población condena manifestaciones públicas de homosexualidad pone de relieve el poder de la homofobia en la actualidad. Y sus crueles consecuencias.
La ley, criticada a nivel internacional, prevé condenas a quien se manifieste de manera positiva acerca de la homosexualidad en presencia de menores con multas y hasta penas de prisión. Nada sorprendente, basta con recordar que Putin llegó a fantasear sobre la sexualidad de Berlusconi, en referencia a los procesos judiciales que se le han abierto en Italia. Para el presidente ruso, si el ex primer ministro italiano fuera homosexual, sería absuelto.
A parte de la fama de anti-homosexual, el país intenta construir una postura gay-friendly ante los juegos de inverno de 2014 que acontecerán en la ciudad de Sochi, Rusia. Algo tampoco sorprendente. Falta saber si las posiciones serán una tendencia: si el Papa seguirá rechazando la crítica a los homosexuales y si este muro de Rusia en que se ha convertido la homofobia se derrumbará.