Carme Ferré
Tantas veces se habla de participación en los medios y tantas esto se refiere solo a mandar sms, hacer llamadas o colgar comentarios on line. Pero el sentido de participación en una sociedad democrática debería conllevar la solicitud de transparencia, la fiscalización de la gestión y la observación de la rendición de cuentas de los medios, aún más los públicos.
El caso de Canal 9, la extelevisión pública de la Comunitat Valenciana, ha sido especialmente sangrante, el colapso de una televisión que deja a todos los trabajadores en la calle por la renuncia a tener medios en la lengua propia. Si a esto sumamos las informaciones que relatan los costos de una televisión de mala calidad, el cóctel es pésimo.
La telebasura que alejó a parte de los televidentes de Canal 9, no a todos, claro, no era ni mucho menos barata: presentadoras con sueldos anuales de centenares de miles de euros, conocidas productoras con millones de euros por series que no funcionaron, faranduleros televisivos que cobraban mil euros cada vez que salían en un programa.
Sería fácil hacer demagogia y pedir que estos pagaran el défícit de las farmacias valencianas pero la responsabilidad hay que pedirla a gestores y ciudadanos. La gestión pública de los medios ha de ser transparente y la ciudadanía no puede dimitir de reclamar que los datos sean públicos y que la participación se implemente en el campo del funcionamiento de los medios y de su producción.
Si la caspa no es más barata, más vale calidad para unos medios sostenibles que se identifiquen con unos ciudadanos que los sientan suyos.
Muy buena reflexión. Deberíamos aportarla al análisis de medios en lenguas propias minorizadas. iñaki zabaleta
Gracias, profesor Zabaleta, la telebasura tiene éxito pero no acaba siendo un modelo ético ni de éxito financiero.